Una tarjeta puede ser una gran aliada en tu vida financiera, siempre que sepas cómo usarla con responsabilidad. Muchas veces, los errores más comunes no están en la tarjeta en sí, sino en cómo se gestiona su uso en el día a día.
Utilizar débito permite mantener un control más estricto, ya que solo se gasta lo que hay disponible. Es ideal para evitar endeudamientos innecesarios. Sin embargo, limitarse solo al débito también puede hacerte perder beneficios que el crédito ofrece.
Por su parte, usar crédito con criterio puede abrir oportunidades: acumular puntos, acceder a promociones, financiar compras importantes o cubrir emergencias. Pero para que sea realmente útil, es clave evitar pagos mínimos, controlar los gastos y cumplir con las fechas de vencimiento.
La clave está en encontrar un equilibrio entre ambas formas de pago, adaptado a tus metas y a tu planificación financiera. Así, podrás sacarle el máximo provecho a tu tarjeta y evitar errores que afecten tu bolsillo.